Discutir la sexualidad de una persona puede ser un tema tabú entre las más
idiosincráticas familias de la cultura Bogotana, aquellos “Chapados a la
antigua”, aceptan la existencia de la homosexualidad, pero consideran poco más
que una blasfemia hablar abiertamente del tema.
Traigo este punto a colación porque en los rituales de conformación de
pareja hay uno en especial que debe suceder tarde o temprano cuando la cosa empieza
a tomar matices de estabilidad y que por más que tratemos de evitarlo sucederá
es decir si hay algo a lo que le he empezado a coger pánico verdadero es a ese
vertiginoso momento en el que debes conocer a la familia de tu pareja.
No existe preparación para este tema, cuando aparece una de esas inevitables
reuniones familiares, que nos digan la frase “¡¡¡Mi familia es chévere!!!”
agudiza más aun el miedo que nace dentro de cada uno de nosotros, y en el fondo,
aunque los presentes en dicha reunión conozcan tu orientación sexual y la de tu
amado consorte, sabes que en el fondo siempre están los prejuicios.
Y de un momento a otro es esa reunión familiar donde se hará tu presentación
en sociedad, y uno se da al acervo de conocer un variado y heterogéneo grupo de
personas a veces tan diversas que además se conocen entre sí, mientras que uno
es el extraño a quienes todos miran y evalúan para saber cómo encajara como
nuevo miembro de la familia.
Sin más carreta dejo entonces aquí la lista de los familiares políticos
de un hombre gay para que como siempre ustedes lean juzguen y opinen:
La suegra: Es decir la madre de nuestro amado consorte, suele ser una
mujer amable muy pendiente de nosotros que trata de hacernos sentir cómodos en
todo momento, pero es solo un lobo con piel de oveja, la cruel realidad es que
nos está juzgando de forma implacable, buscando nuestros mínimos defectos para
librar a su muchachito de “una persona tan horrible” antes de que sea demasiado
tarde. (Aunque ya es demasiado tarde)
El suegro: Al contrario de la suegra, este señor mayor con actitud de
patriarca vikingo, refunfuña por lo bajo, esquiva nuestras miradas y denota todo
el tiempo su incomodidad en nuestra presencia, nunca admite que le agrademos,
pero en el fondo agradece que su hijo no ande con un desempleado con pinta de
marihuanero (Si alguien se ofende con esta descripción cualquier parecido con
la realidad es pura coincidencia)
La cuñada melosa: Hermana de nuestro novio, es una mujer que se siente
complacida y en el fondo muy cosmopolita de tener una pareja del mismo sexo
dentro de su valiosa familia, es prodiga en halagos y afectos de todo tipo, que
incluyan entre otros el contacto físico, las selfies y en hacerlo participe a
uno de toda actividad familiar ajena a nosotros, mientras muy en el fondo estamos
pidiendo a la tierra que nos trague y nos vomite en Somondoco.
El cuñado/a inquisidor/a: Normalmente el mayor de los hijos de la
familia, quien asiste a las reuniones familiares con su pareja y su progenie
nacida en el santo seno de la institución matrimonial, mira todo el tiempo por
encima del hombro y no permite a sus hijos alejarse de su zona de protección,
seguramente durante el tiempo del encuentro busca en cada uno de nosotros tendencias
pedófilas, sádicas y homicidas, retirándose temprano porque tiene “Otro
compromiso”
El niño preguntón: Hijo de alguno de los presentes y en plena edad de
las preguntas, mantiene una constante curiosidad acerca de nosotros, quiere
saber dónde vivimos, a que nos dedicamos, porque nos vestimos como nos vestimos,
si tenemos novia o no y amén de una que otra pregunta incomoda a la que la
familia en general espera con impaciencia de jurado penal como responde uno sin
profanar la moral y las buenas costumbres propias de tan regia familia.
El homofóbico: Generalmente la familia política que estamos conociendo también
es la familia política de este individuo, se siente como mosco en leche y
siente autentica envidia de la mala cuando descubre que uno es el centro de
atención desplazándolo de su estado de no confort, además detesta a los maricas
y solo espera salir de la reunión para denigrar de los gays y lo malos que
resultamos para la sociedad.
El ñero: Generalmente pariente en segundo grado que no se pierde la
corrida de un catre, y aprovecha cualquier oportunidad para saciar su apetito
voraz y sus necesidades casi ilimitadas de etanol en presentaciones
comerciales, suele portarse mal y llamar permanentemente la atención, nuestra
mera existencia le es indiferente y resulta en alguna medida el alivio a la tensión
que sentimos al estar en familia ajena.
La tía estrafalaria: Mujer mayor (A veces madre del ñero) que suele
presentar un cuadro de obesidad mórbida embutido en un vestido de colores
llamativos y apoyada en unos pobres zapatos que desafían a la física para
sostener un cuerpo tan vivaz, suele hablar y reír duro, usar el cabello teñido
de colores extravagantes y es la primera en pedir que se coloque música de los
hispanos para prender la rumba (Así la reunión en cuestión sea un velorio)
El primo de closet: Individuo joven, normalmente en compañía de su
mamá, a quien el ñero se la monta constantemente y por eso actúa de forma retraída
mientras observa con ojos nostálgicos a la parejita gay (O sea nosotros)
esperando algún día no tener que volver a las reuniones familiares, sin saber
que tristemente en un futuro no tan lejano estará en el mismo papel que uno
recordando a su propia familia reflejada en otra familia política.
La despistada: Mujer generalmente soltera y en edad de merecer, que
llego tarde a la reunión y ha estado pendiente de su teléfono móvil, del cual
levanta ocasionalmente los ojos para dirigirnos una lasciva y fugaz mirada sin
terminar de darse cuenta que este pecho bebe agua de este lado de la fuente,
hasta que la tía estrafalaria, la cuñada melosa o la suegra hacen un comentario
que la hace sentir en el lugar equivocado.
Y ustedes mis apreciados lectores ¿Qué otros miembros destacan de sus
familias políticas?
1 comentario:
Imposible no identificar a más de uno de los perfiles en la misma familia. Muy bueno
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