19 de febrero de 2010

Nota al margen

Bueno tras larga ausencia regreso, regreso de reacomodar mi vida por milésima vez y por tratar de fijar unas metas fijas que no dependan de mi estado laboral ni de las absurdas condiciones sociales de las personas que me rodean.


En ocasiones admito que me canso de ser yo mismo y me imagino otro Joey, uno que plácidamente contempla el amanecer surgir por los cerros capitalinos y que tiene la capacidad de importarle un culo cómo funciona el mundo, un Joey con otra vida donde puede dejar las preguntas sin respuesta, ir ligero de equipaje a recorrer el mundo.

Pero ese Joey no puede ser, carga un lastre social que lo detiene, tiene una familia que lo ata moral y económicamente y como uno no es tan mierda como para irse a conocer el mundo y dejar la mamá llorando, se consume en esta ciudad que a veces se antoja tan gris como la monotonía que estoy viviendo.

Siento mis alas cortadas, pierdo poco a poco la esperanza de dar con ese ser que restituya mi fe en dios y en la humanidad, mientras siento como me hundo lentamente en el asqueroso fango de la monotonía mientras mi supuesto salvador es en momentos el que me empuja hacia abajo.

En momentos como estos, agradezco a mi mal querida Franja Rosa, por permitirme gritar al mundo y aunque muchas veces han intentado editar mi procesador mental de palabras, resulta que soy legítimo y único dueño de este espacio, donde no me puede alcanzar ni siquiera la más cercana censura.

Literalmente me resisto a esperar el día de mañana para hacer las cosas que puedo tener hoy al alcance de la mano, espero que los que desean lo mejor para mí no traten de mantenerme encerrado en la tragicomedia de mi vida actual.
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