Sabía que
este título les iba a llamar la atención, pero no, no vengo a confesar un
diagnostico de mi vida, tampoco a negarlo, solo a que reflexionemos con esta
frase de tres palabras que solo unos pocos valientes son capaces de decir exponiéndose
a la discriminación y el rechazo de sus congéneres.
Y es que
pensémoslo bien, por un solo momento hagamos el ensayo de suponer que somos
personas que convivimos con el virus del VIH y alguien nos gusta, la pregunta
es ¿Cuánta valentía requerimos para confesarle a esa persona que somos
seropositivos?, ¿Cómo ira a reaccionar?, ¿Cuántas de nuestras ilusiones se irán
al caño si recibimos una aceptación hipócrita y no volvemos a saber de ellos?
Este primero
de diciembre se conmemoran más de 30 años de la existencia del VIH entre los
seres humanos y es increíble darse cuenta que el verdadero enemigo ante tal
flagelo no es el virus, ni el sida, sino la discriminación contra aquellos que
luchan día a día para no dejarse ganar de la enfermedad y que tienen que vivir
en el miedo de la discriminación.
Mientras aquellos
que se creen “sanos” e “inmunes” huyen despavoridos como sucedía en el siglo trece cuando alguien descubría un infectado con la “Peste Negra”, parece que 800 años
después no hemos evolucionado mucho como seres inteligentes. Salvo aquellos que
han tenido la valentía de gritar a los cuatro vientos su condición de salud
para evitar que la epidemia se propague a un mas.
Y es en este
punto en el que reflexiono y me pregunto, quien está más enfermo aquel que de
forma involuntaria adquirió el virus (Nadie se infecta de VIH con intención, de
pronto por descuido o exceso de confianza) y que lucha por seguir adelante
enfrentando valientemente los retos que la vida le pone, o aquel lleno de
prejuicios que por pura cobardía discrimina y margina a quienes están
infectados.
Yo en este
momento, aprovechando que el 1 de diciembre es el día internacional de la lucha
contra el sida, me auno a esta campaña desde la perspectiva de la no
discriminación, tratando a cualquier
persona de la misma manera, sea o no portador del virus del VIH.
Al principio
de este post deje la pregunta abierta si soy o no soy portador, y deseo
dejarlos con la duda, porque las verdaderas personas que espero me rodeen en la
vida, me traten igual independientemente de que enfermedades tenga o pueda
llegar a tener, así si los que temen huir se alejan de mí, no me importa, total
no valían la pena.