Bueno mis queridos lectores, aunque sé que regreso
esporádicamente a este espacio, siempre recurro más a evidenciar la vario pinta
diversidad de la fauna (y flora) gay Bogotana que a hablar de mis asuntos
personales, hoy debo empezar mi post haciendo una breve reseña de lo que ha
sido una parte de mi vida durante los últimos años.
Para los que me conocen en persona (y no digo solo en la
cama) y los que no, han de saber que este pechito más pelado que peludo, se
concentrado mucho en los últimos años en luchar contra un proceso conocido como
la “endodiscriminación” que en lenguaje coloquial significa quitarles la maña a
las maricas de creerse más que las otras maricas.
Y es comprensible, puesto que desde una perspectiva de
marginación en la que hemos vivido por muchas generaciones, que al salir a la
luz cual radiantes mariposas tornasoladas intentemos que nada ni nadie opaque
nuestro brillo ni siquiera las otras mariposas que salen al tiempo con
nosotros. Y nos hagan aparecer como vulgares y corrientes cuando lo que queremos
es resaltar.
Por eso hoy traigo esta lista sobre aquellos individuos de
nuestra comunidad que por alguna razón se creen más que los demás solo porque algún
aspecto de su vida les dio aquello que tanto ansiaban y ahora con ello
consideran que pueden mirar a las demás maricas de su entorno por encima del
hombro de forma despreciable.
Sin más carreta dejo aquí este no tan notable conjunto de
individuos para que ustedes como siempre lean, juzguen y opinen:
10. El empleado: Este es el individuo que cuando lo conocimos
estaba pasando hojas de vida hasta para repartir periódicos debajo de un puente
peatonal, sin que la fortuna le sonriera. De un momento a otro su situación
cambia y entonces tiene la oportunidad de denigrar a todos aquellos que aún son
víctimas del desempleo llamándolas mantenidas olvidando que el estaba en esa posición
semanas o meses antes.
9. El importante: A diferencia de nuestro amigo del ítem anterior
este ya tiene trabajo. Y nos encanta que lo aprecie, pero considera que, sin
él, la empresa donde está se caería en pedazos y cuando uno indaga más al fondo
descubre que es el que reparte los tintos en la oficina, incluyo en este
apartado y sin denigrar la loable labor de la docencia a aquellos que tienen un
trabajo como profesores y que por eso creen que las demás profesiones son casi
que basura.
8. El vividor: Al menos en los casos anteriores, los actores de
esos apartados tenían un sustento para valerse por ellos mismos, sin embargo,
debo resaltar, a aquellos que sin tener donde caerse muertos consiguen un tipo
con cierto estatus económico que les provee todo lo que se les antoja a cambio
de la exclusividad en el sexo y mantener la discreción acerca de la orientación
sexual de su controvertido mecenas, amen de si los llega a llevar de vacaciones
al mar, porque ahí si ni conoce a los que eran sus amigos. (Dos de mis ex clasifican
en este no tan controvertido grupo).
7. El migrante: Individuo promedio de clase media baja que
huyendo de la situación en el país logro de forma legal o ilegal conseguir un
trabajo de bajo rango en el primer mundo (Léase por primer mundo, Norteamérica y
Europa Occidental) donde tiene la fortuna de observar más de cerca las dinámicas
gais de quienes son nativos de allá y aprovecha para sentirse la más diva y
denigrar a través de redes sociales de estos pueblos de indios feos,
zarrapastrozos y sin gracia que no se parecen a todo lo que puede ver aunque
nada de lo que se pueda comer. Olvidando por completo que su cara de indio feo,
zarrapastrozo y sin gracia resalta en esas latitudes y no precisamente por su
brillo.
6. El fisicoculturista: Individuo qué tras incesantes rutinas
de ejercicio, dolorosas y sacrificadas dietas, logra tener ese cuerpo de
portada de guía gay que natura no nos concedió a la descendencia mestiza de
indios y españoles, y ahora considera que los demás mortales estamos obligados
a venerarlo cual adonis griego, olvidando una verdad que es cada vez más
evidente, los abdominales atraen, pero la barriguita enamora (Y no lo digo yo
por ser gordito)
5. El sardino: Aunque resulta evidente que en nuestra sociedad
hemos valorado la juventud como un tesoro, muchos creen que por tener 22 ya
todo lo que tiene más de 30 es asquerosamente despreciable, como si nunca
fueran a envejecer, lamentablemente yo salí del closet acercándome peligrosamente
a los 30, sin embargo, puedo asegurar a más de un superficial pollito que tarde
o temprano se arrepentirán de discriminar alguien por su edad por que la juventud
es algo que no se conserva.
4. El popular: Jura por lo más sagrado que su acerbo de 5.000
amigos en Facebook, y más de 2.000 seguidores en twitter, entre otros, le dan
un status social difícil de alcanzar, el suficiente como para no mezclarse con
la ralea que apenas tiene a su familia en redes sociales y recibe
ocasionalmente un like por sus publicaciones, difícilmente comprende cómo no
nos hemos extinguido los seres humanos que no estamos conectados 24 horas al día
7 días a la semana. Olvide anotar que de los 5000 amigos que tiene, no conoce a
más de 20 en la vida real.
3. El rumbero: Individuo que todos los fines de semana, llueva,
truene o relampaguee, debe salir a beber y bailar, considera que el mejor lugar
del mundo es un antro en chapinero de múltiples ambientes, donde el sexo, la
droga y la banalidad abundan y todo aquel que no frecuente este lugar es de por
si un humano de segunda clase, destaco que muchos de ellos solo tienen para
pagar el ingreso y deben esperar en la calle el amanecer para regresarse en transmilenio
a sus casas.
2. El extranjero: Individuo no nacional que, auspiciado en la
baja xenofobia de los colombianos, espera que su arribo (a veces forzoso) desde
otras latitudes, le genera una especie de veneración como si viniendo de
Maracaibo mereciera el mismo trato que el papa Francisco a llegar a un país plagado
de indios, seguramente los cuales no conocen sino la carretera hasta Soacha y
que puede deslumbrar con espejos para bajarlos del monte.
1. El santurrón: Individuo que luego de haber participado en
todo tipo de actividades sexuales, consumido alcohol, cigarrillo y todas las
variedades de sustancias sicoactivas disponibles en el mercado, haber arruinado
un par de veces su vida y enemistado con aquellos que le apoyaron
incondicionalmente se ha reencontrado con dios y adquirido el poder de ultrajar
a la sarta de pecadores que le rodean como si tuviese autoridad moral para
decidir que es el bien y el mal.
En este marchito racimo de florecitas es fácil ver retratado
a más de un conocido, con los humos arriba tratando mal a todo el que se
acerque a su “divina” providencia, sin recordar que somos seres sociales, y
sobre todo sujetos de derechos sobre todo el de ser respetados.
Y ustedes amigos y amigas ¿Qué otros individuos con síndrome
de falsa superioridad conocen en este diverso mundo arco iris?