25 de septiembre de 2017

Complejo de superioridad

Bueno mis queridos lectores, aunque sé que regreso esporádicamente a este espacio, siempre recurro más a evidenciar la vario pinta diversidad de la fauna (y flora) gay Bogotana que a hablar de mis asuntos personales, hoy debo empezar mi post haciendo una breve reseña de lo que ha sido una parte de mi vida durante los últimos años.

Para los que me conocen en persona (y no digo solo en la cama) y los que no, han de saber que este pechito más pelado que peludo, se concentrado mucho en los últimos años en luchar contra un proceso conocido como la “endodiscriminación” que en lenguaje coloquial significa quitarles la maña a las maricas de creerse más que las otras maricas.

Y es comprensible, puesto que desde una perspectiva de marginación en la que hemos vivido por muchas generaciones, que al salir a la luz cual radiantes mariposas tornasoladas intentemos que nada ni nadie opaque nuestro brillo ni siquiera las otras mariposas que salen al tiempo con nosotros. Y nos hagan aparecer como vulgares y corrientes cuando lo que queremos es resaltar.

Por eso hoy traigo esta lista sobre aquellos individuos de nuestra comunidad que por alguna razón se creen más que los demás solo porque algún aspecto de su vida les dio aquello que tanto ansiaban y ahora con ello consideran que pueden mirar a las demás maricas de su entorno por encima del hombro de forma despreciable.

Sin más carreta dejo aquí este no tan notable conjunto de individuos para que ustedes como siempre lean, juzguen y opinen:

10. El empleado: Este es el individuo que cuando lo conocimos estaba pasando hojas de vida hasta para repartir periódicos debajo de un puente peatonal, sin que la fortuna le sonriera. De un momento a otro su situación cambia y entonces tiene la oportunidad de denigrar a todos aquellos que aún son víctimas del desempleo llamándolas mantenidas olvidando que el estaba en esa posición semanas o meses antes.

9. El importante: A diferencia de nuestro amigo del ítem anterior este ya tiene trabajo. Y nos encanta que lo aprecie, pero considera que, sin él, la empresa donde está se caería en pedazos y cuando uno indaga más al fondo descubre que es el que reparte los tintos en la oficina, incluyo en este apartado y sin denigrar la loable labor de la docencia a aquellos que tienen un trabajo como profesores y que por eso creen que las demás profesiones son casi que basura.

8. El vividor: Al menos en los casos anteriores, los actores de esos apartados tenían un sustento para valerse por ellos mismos, sin embargo, debo resaltar, a aquellos que sin tener donde caerse muertos consiguen un tipo con cierto estatus económico que les provee todo lo que se les antoja a cambio de la exclusividad en el sexo y mantener la discreción acerca de la orientación sexual de su controvertido mecenas, amen de si los llega a llevar de vacaciones al mar, porque ahí si ni conoce a los que eran sus amigos. (Dos de mis ex clasifican en este no tan controvertido grupo).

7. El migrante: Individuo promedio de clase media baja que huyendo de la situación en el país logro de forma legal o ilegal conseguir un trabajo de bajo rango en el primer mundo (Léase por primer mundo, Norteamérica y Europa Occidental) donde tiene la fortuna de observar más de cerca las dinámicas gais de quienes son nativos de allá y aprovecha para sentirse la más diva y denigrar a través de redes sociales de estos pueblos de indios feos, zarrapastrozos y sin gracia que no se parecen a todo lo que puede ver aunque nada de lo que se pueda comer. Olvidando por completo que su cara de indio feo, zarrapastrozo y sin gracia resalta en esas latitudes y no precisamente por su brillo.

6. El fisicoculturista: Individuo qué tras incesantes rutinas de ejercicio, dolorosas y sacrificadas dietas, logra tener ese cuerpo de portada de guía gay que natura no nos concedió a la descendencia mestiza de indios y españoles, y ahora considera que los demás mortales estamos obligados a venerarlo cual adonis griego, olvidando una verdad que es cada vez más evidente, los abdominales atraen, pero la barriguita enamora (Y no lo digo yo por ser gordito)

5. El sardino: Aunque resulta evidente que en nuestra sociedad hemos valorado la juventud como un tesoro, muchos creen que por tener 22 ya todo lo que tiene más de 30 es asquerosamente despreciable, como si nunca fueran a envejecer, lamentablemente yo salí del closet acercándome peligrosamente a los 30, sin embargo, puedo asegurar a más de un superficial pollito que tarde o temprano se arrepentirán de discriminar alguien por su edad por que la juventud es algo que no se conserva.

4. El popular: Jura por lo más sagrado que su acerbo de 5.000 amigos en Facebook, y más de 2.000 seguidores en twitter, entre otros, le dan un status social difícil de alcanzar, el suficiente como para no mezclarse con la ralea que apenas tiene a su familia en redes sociales y recibe ocasionalmente un like por sus publicaciones, difícilmente comprende cómo no nos hemos extinguido los seres humanos que no estamos conectados 24 horas al día 7 días a la semana. Olvide anotar que de los 5000 amigos que tiene, no conoce a más de 20 en la vida real.

3. El rumbero: Individuo que todos los fines de semana, llueva, truene o relampaguee, debe salir a beber y bailar, considera que el mejor lugar del mundo es un antro en chapinero de múltiples ambientes, donde el sexo, la droga y la banalidad abundan y todo aquel que no frecuente este lugar es de por si un humano de segunda clase, destaco que muchos de ellos solo tienen para pagar el ingreso y deben esperar en la calle el amanecer para regresarse en transmilenio a sus casas.

2. El extranjero: Individuo no nacional que, auspiciado en la baja xenofobia de los colombianos, espera que su arribo (a veces forzoso) desde otras latitudes, le genera una especie de veneración como si viniendo de Maracaibo mereciera el mismo trato que el papa Francisco a llegar a un país plagado de indios, seguramente los cuales no conocen sino la carretera hasta Soacha y que puede deslumbrar con espejos para bajarlos del monte.

1. El santurrón: Individuo que luego de haber participado en todo tipo de actividades sexuales, consumido alcohol, cigarrillo y todas las variedades de sustancias sicoactivas disponibles en el mercado, haber arruinado un par de veces su vida y enemistado con aquellos que le apoyaron incondicionalmente se ha reencontrado con dios y adquirido el poder de ultrajar a la sarta de pecadores que le rodean como si tuviese autoridad moral para decidir que es el bien y el mal.

En este marchito racimo de florecitas es fácil ver retratado a más de un conocido, con los humos arriba tratando mal a todo el que se acerque a su “divina” providencia, sin recordar que somos seres sociales, y sobre todo sujetos de derechos sobre todo el de ser respetados.

Y ustedes amigos y amigas ¿Qué otros individuos con síndrome de falsa superioridad conocen en este diverso mundo arco iris?

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