57.4%

Hace algún tiempo revisando los detalles de la encuesta LGBT encontré que el 57.4% de los ciudadanos de Bogotá no desean a una persona Lesbiana, Gay, Bisexual o Transgenerista como vecino suyo.

Haber mis queridos amigos y amigas, lectores y lectoras de este pequeño rincón del mundo desde donde me oyen gritar, debo hacer algunas contextualizaciones antes de pasar a hablar de lo que opino sobre el mencionado 57.4%: La encuesta se hizo en Bogotá en el año 2006 y cumplió con los requisitos estadísticos mínimos para darle una validez al asunto, quienes no lo sepan llevo ya más de dos lustros trabajando con cifras.

Un primer análisis me lleva a pensar que aproximadamente que 6 de cada 10 personas no me desean como vecino, así que decidí examinar minuciosamente a mis vecinos y como siempre genere un listado de estos pintorescos personajes y descubrí que a ninguno lo deseo yo como vecino.

He pensado cuales seis de estos diez no me desean como vecino, en reciproca ironía o justicia con los hechos de la encuesta, definitivamente ninguno de ellos es apreciado por mí como un valioso o al menos apreciable compañero de cuadra.

He aqui esta lista de 10 vecinos:

Justo al lado vive un señor alrededor de 30 años, del que siempre he creído que tiene algún negocio raro ya que jamás se le ve un carro viejo o descuidado pero lo cambia aproximadamente cada mes, y constantemente en la calle habla al mayor volumen posible por su celular de última generación sobre bastantes millones, a ese no lo quiero como vecino porque temo que un día llegue un carro blindado con hombres armados y termine este vecino saliendo en la portada del diario más amarillista de la ciudad.

Hacia el frente y diagonal vive una señora viuda, cuyos hijos y nietos viven en la misma casa que construyo con su propio esfuerzo a través de sus largos años, en la actualidad vive de las rentas y concentra todo su tiempo en vigilar todos y cada uno de los movimientos de cada uno de los habitantes de la cuadra, en especial los míos desde que ha notado que a mí no me visita ninguna mujer, es obvio que este no es un vecino muy querido.

Uno de los hijos de la vecina de dos casas mas allá hace poco consiguió un excelente trabajo a pocos meses de haberse titulado como profesional, un excelente sueldo, una inmadurez notable y cero obligaciones personales y económicas, me han brindado más de una noche de desvelo cortesía de las escandalosas parrandas a las que este individuo ha querido hacer partícipe a todo aquel que se encuentre en el radio de alcance de las sonoras notas de su recién comprado aparato de sonido, en particular a este vecino le he deseado una prospera vida que le permita subir de estrato y alejarse de mi vida para siempre.

En la esquina por donde acceden la mayoría de los vehículos de los vecinos, vive un joven que fruto de la tasa de desempleo actual ha decidido montar su propio negocio de mecánica automotriz y a falta de espacio para realizar su labor ha considerado que la vía pública le es más que útil. Lo cual le ha ocasionado más de un problema con los residentes quienes no han podido ingresar con la comodidad acostumbrada, y les molesta sobremanera el flujo de carros y gente extraña, en particular yo no lo deseo como vecino debido a que la calle y la acera mantienen extremadamente sucias producto de los aceites empleados en las reparaciones.

Frente al ‘taller’ publico de mecánica, vive una pareja que por su situación económica, ambos deben trabajar y dejan a sus retoños deambular a su libre albedrío sin ningún control parental que les impida no convertirse el día de mañana en personas de bien, como consecuencia he estado dos veces al borde de un infarto al sentir como el vidrio principal de mi apartamento se ha convertido en el blanco de un balón de futbol, el cual ha cruzado el cristal con la misma impecabilidad con que la susodicha pareja me ha recodado mi querida progenitora al reclamarles por el vidrio roto.

En la casa del otro lado vive una pobre y abnegada mujer que sale antes que el sol a trabajar, mientras que el tipo se queda en casa, se levanta al medio día, y sus obligaciones diarias consisten en charlas con la vecina viuda, observar trabajar al mecánico, jugar futbol con los niños de la esquina y beber en la calle con el neo profesional, no existe un solo problema en el barrio en que el tipo no se halle relacionado, no me gusta tenerlo como vecino porque sus amistades y practicas ponen en riesgo la seguridad de todos nosotros.

Justo en el piso de arriba vive una madre soltera que trabaja por turnos para poder sacar su hijo adelante, me incomoda que cada vez que me la encuentro en la escalera su único tema de conversación está relacionado con el exceso del gasto en los servicios públicos de las áreas comunes y falta de solidaridad de los demás vecinos de la casa, no me gusta como vecina ya que trata de predisponerme en contra de ellos y en general un mal ambiente entre todos.

Justo en el primer piso habita una pareja de recién casados con pinta de Hippies a los cuales les deseo gran prosperidad, lamento profundamente que los intoxicantes vapores que surgen de su apartamento, permiten descubrir sus prácticas de consumos de algunos psicoactivos, los cuales mi olfato no alcanza a distinguir, no me gustan como vecinos porque independientemente de sus costumbres, el olor producido por la mariguana o el bazuco es realmente insoportable.

Por la parte de atrás del apartamento, llegan los destemplados acordes de una canción que invoca la salvación del espíritu y remasterizados testimonios de cómo encontrar al señor en el corazón, el volumen del radio es inversamente proporcional al interés que tengo yo sobre el tema, pero el vecino o vecina responsable de semejante escándalo, considera como su misión salvar al mundo mediante la evangelización de potenciales seguidores de su religión, no me gusta un vecino que perturba la paz y tranquilidad de forma tan arbitraria.

Para completar la lista de 10 personas quedo obviamente yo, el gay de la cuadra que no puede faltar, no afecto los sentidos de la vista, oído u olfato de mis vecinos, no hablo mal de nadie, hago lo posible por preservar la paz y la convivencia, llevo una vida discreta y espero algún día salir adelante para sufrir con vecinos de similar comportamiento pero con un estrato más alto.

Según la encuesta Seis de estos nueve vecinos no desean convivir conmigo, sin embargo un análisis de las reglas básicas de convivencia me demuestra que yo no quiero convivir con ninguno de ellos, ante esta irónica justicia, creo que no importa mucho ese indicador del 57.4%.

Y ustedes, mis muy apreciados lectores, como son aquellos vecinos que segun ellos no soportan convivir con un gay.

Fragmentos

Largo post este pero resulto mejor de lo que esperaba, espero no haberlos cansado con un texto tan extenso, se que todas las semanas prometo escribir menos y como que escribo mas, este estilo a veces me parece ladrilludo, trato de hacer párrafos independientes que le s permita descansar de tanta cosa sosa que digo y que después de respirar lleguen a feliz término.

Por hoy no tengo mucho más que decir, resta agradecer como siempre su constantes visitas y recordarles que mi amada Franja Rosa no seria nadie sino contara con lectores como ustedes.