16 de enero de 2013

Visitando el Hotel Joohn


Después de las fiestas decembrinas y antes de iniciar el nuevo año laboral es bueno recargar las energías para evitar que la monotonía  termine por carcomerse este cuerpecito destinado al disfrute de los mortales pero hondamente devorado por el trabajo y la rutina.

Es por esta razón que aproveche el primer puente festivo del año para viajar con mi novio al hotel gay de Melgar, dicho viaje implicaba un doble reto, el primero era superar el miedo a creer que el viaje sería tan desastroso como el que tuve con Ed, seis meses atrás a ese mismo hotel, el segundo enfrentarse a las travesías propias de la temporada estival en el destino más popular y menos glamoroso del centro del país.

Finalmente mis miedos fueron superados y logre lo que se puede llamar un placentero fin de semana al lado del hombre que tanto quiero, en el marco de un lugar donde la libertad, no el libertinaje, de expresar afecto a una pareja del mismo sexo brinda mayor comodidad al lugar.

Haciendo justicia al hecho de querer retomar la frecuencia de mis publicaciones y no pudiendo tener queja alguna de la inmejorable compañía de mi viaje, paso mejor a realizar una breve reseña del lugar que se prestó a darnos alojamiento, con  el objetivo de señalar las ventajas y desventajas del mismo, y mejor conocido en los altos, medios y bajos círculos del mundo gay capitalino como Hotel Joohn.

Sin más preámbulos, entonces dejo aquí esta breve reseña para que como siempre lean, juzguen y opinen.

Para empezar debo resaltar el esfuerzo de Jairo y Jhonatan, sus propietarios, por haberse arriesgado a la aventura de crear un espacio para la comunidad gay y posicionarlo dentro de un entorno que aun se encuentra estigmatizado y estereotipado por la homofobia y por mitos tan arraigados en la idiosincrasia propia de un pueblo como Melgar.

El hotel sin más ni más es un espacio acogedor, debido a que mis viajes precedentes habían sido a gigantescos complejos hoteleros, mi primera sensación fue la de sentir que era muy pequeño pero rápidamente descubrí el encanto de tener todo relativamente a la mano con la discreción que muchas veces es necesaria en un lugar de estos.

También debo resaltar la organización de los eventos del lugar, sin agregar demasiado puedo decir que me sentí maravillado con la fiesta de celebración de los tres años del hotel, una actividad muy agradable y que resalta nuevamente el empeño que sus propietarios le han colocado a tratar de sacar avante este ambicioso proyecto.

Sin embargo debo decir que no todo lo que paso fue color de rosa y si hago esta reseña es porque considero que existen algunos aspectos que pueden mejorar, en pos de lograr una mayor satisfacción de individuos que, como yo, solo buscan pasar un fin de semana con su pareja.

El primero de ellos tiene que ver con el aspecto logístico en cuanto a la atención a los huéspedes, aunque está establecida en un marco de cordialidad muy característica de nuestra amada raza Colombiana, la distribución de las tareas es confusa y muchas veces los meseros se concentran en un  grupo de personas descuidando las demás, amén de mencionar que en momentos daban prelación a los amigos más cercanos al propietario del hotel ignorando casi por completo a quienes aparecíamos como neófitos turistas en tierra ajena.
Como situación curiosa me llamo enormemente la atención el hecho que un mesero mencionara que aun no podía servir desayuno porque: “Estaban comprando los huevos”, esos detalles propios de la organización y alimentación de huéspedes deben ser manejados con mayor tacto ya que revelan una falsa falta de previsión y organización.

El segundo aspecto tiene que ver con las instalaciones en sí mismas, una no muy minuciosa observación me permitió descubrir que el espacio del hotel ha sido tomado en arriendo y que por esto sus propietarios no pueden realizar grandes obras de infraestructura destinados a adecuar el lugar, sin embargo al ver las imágenes promocionales que vía web obtenía del hotel, no podía por menos sentir una leve desilusión al llegar allí.

Algunos espacios subutilizados podrían ser adaptados para uso comunitario y otros tantos requieren mínimas reparaciones de carácter locativo, para atender esos detalles que el huésped promedio nota al instante, un interruptor dañado o una esquina con la pintura levantada, un ventilador ruidoso que amenaza con caer sobre nosotros, son solo ejemplos.

Sin embargo espero de corazón que estos dos amigos, los cuales desconozco si sean lectores de este espacio o no, tengan la oportunidad de crecer aun más con su notable y reconocido hotel y agradecer de nuevo la oportunidad de brindar un lugar donde pasar un apacible fin de semana.

Para finalizar resalto el hecho curioso que el primer día de mi arribo no pude por menos sentirme como mosco en leche al observar como todos los demás huéspedes lucían sus esculturales cuerpos, trabajados en inagotables horas de gimnasio y que ahora doraban ante el implacable sol, mientras yo lucia mi prominente barriga fruto de horas de sedentarismo ante el computador y los pecados gastronómicos de diciembre.

Poco después me reconforto saber lo que muchas veces hemos hablado con mi novio: “Los abdominales atraen, pero la barriguita enamora”.

Fragmentos

Muchas gracias a todos los lectores fieles que tras mis ausencias regresan a darle vida a este espacio, miles de gracias a los que se toman un momento de leer mis letras e iluminarlas con la luz de sus sonrisas y ´por supuesto miles de gracias a quienes se toman un momento de comentar cada uno de mis post, mis manos dan cuerpo a este espacio pero son ustedes, amigos lectores quienes le dan un alma.

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