Hace algún tiempo que deje de sufrir por mi apariencia física,
el complejo de estar demasiado rellenito que durante mucho tiempo me persiguió como
parte de mi trauma por conseguir pareja quedo atrás, he de admitir que, aunque
este pecho nunca ha calificado con los requisitos mínimos para pertenecer al
selecto grupo de modelos de portada de revista gay, ha tenido durante su vida
uno que otro admirador dedicado a mantener en alto su autoestima y su cordura.
Ahora bien, si tenemos unos estándares claros de que es la
belleza, la cual copiosamente los medios se han encargado de difundir y en la
que los gordos no estamos incluidos, me quedo la pregunta de porque muchos
hombres gais prefieren estos preciosos abdominales cubiertos de una solidad
capa de grasa para que no se vayan a lastimar.
A ese respecto decidí avanzar y preguntar a mis conocidos
porque prefieren alguien más relleno que a un prototipo más atlético y en base
a esto encontré algunas razones de preferencia, las cuales listo a continuación
para que siempre lean juzguen y opinen.
No están obsesionados
con su cuerpo: Salir con un atlético compañero implica que el tiempo con él
debe estar condicionado por sus sesiones de gimnasio, de saber que cada vez que
se viste debe estar excesivamente acorde con su corte de cabello, el clima y la
ocasión, que requerirá mucho tiempo para arreglarse en las mañanas y un largo y
triste conjunto de etcéteras.
No representa una
competencia: Aunque resulte algo bochornoso admitirlo, andar con alguien muy
atractivo implica transitivamente que uno es el moco de la relación, y que cada
vez que uno llega a una determinada parte todas las miradas y atenciones son
dirigidas a él, mientras uno juega en la posición de estorbo derecho, eso sin
contar la serie de buitres que esperan cualquier descuido para caerle a nuestra
pareja.
Son más abrazables:
Punto sin discusión, todos los hombres, gais o no, aún tenemos vivo ese niño interior
que nos conecta con lo más tierno de nuestro ser, tuvimos ese compañero de
peluche de niño con el que dormíamos y tener un gordito al lado es aceptar que aún
nos gusta abrazar y ser abrazados y sentir su presencia caliente a nuestro lado
que nos brinda un 100% de seguridad.
Hay menor riesgo de infidelidad:
Vuelvo a un punto clave, para nadie es secreto que una persona de mayor peso es
bonachona, debido a que al estar por fuera de muchos estereotipos sociales vive
menos estresada, adora a su pareja y lo hace sinceramente, implícitamente teme
perderla y por eso no se arriesga tan fácil a engañarla.
Son de un gran
temperamento: Volviendo sobre este punto, aunque no tengo un estudio clínico
que lo respalde si tengo la claridad que las personas gorditas son siempre más
alegres, se divierten más y sobre todo andan mucho menos preocupadas por el que
dirán, tener un novio gordito significan mayores ratos divertidos.
Puedes comer de todo:
Cuando tienes una pareja del grupo “fit” (Es decir con un cuerpo aceptable) es
que te sientes terriblemente culpable al comerte un chocorramo con gaseosa
delante de él, eso no pasa con un gordito, es tu cómplice de las empanadas y
todos los demás pecados gastronómicos sin hacerte sentir un solo ramo de culpa.
Son menos
superficiales: En un sentido estricto de la palabra, muchas de las cosas a
las que les prestamos importancia son superfluas y carecen de trasfondo, la
rumba, la apariencia, el gimnasio y muchas veces no cultivamos nuestra parte
interna, andar con un gordito muchas veces es un reencuentro con alguien que está
lejos de esos aspectos y nos da un sentido más claro a nuestra vida, nos hace
sentir más plenos y por supuesto amados realmente.
¿Y tú los prefieres gorditos?