28 de noviembre de 2013

A la mierda con los estereotipos

Que si quiero parecer bonito entonces debo ser cuerpiacuerpado, pechivelludo, caribonito, nalguiparado, torsibronceado, pierniabundante, planiabdominal, braciancho, ojienternecido y no sé cuantas maricadas mas.

Pero la verdad es que yo cumplo muy pocas de esas características, así que según esa estética, yo de bonito tengo muy poco, y claro ese es un cuento que termine por creerme yo mismo y que por tanto me hacía sentir incomodo cuando me tocaba por ejemplo ir a una piscina y sacarme la camiseta para darle al mundo a conocer las prominencias destacables de mi contorno abdominal.

Y es cierto me sentía feo, sentía que nadie me miraba, y ansiaba tener el cuerpo que tantas veces he visto en los programas de televentas, ansiaba coger el teléfono y marcar el numero que aparece en pantalla como si con eso lograra llegar a obtener un cuerpo perfecto y vería pronto en mi perfil de facebook cientos de solicitudes de amistad.

Pero eso nunca sucedió, este patito feo se resigno a vivir consigo mismo, masticando migajas de depresión por simplemente no cumplir con los estereotipos, soñando que un día un hada madrina cargada de cebollas cabezonas y ratones cumpliera el sueño de verme bello por una noche y conseguir mi príncipe azul, como no soy exigente podía prescindir del detalle de la zapatilla de cristal.

Y así fue, mi hada madrina resulto ser un amigo “Oso”, que en el argot gay se refiere a un tipo homosexual grande, gordo y velludo que me convido a un paseo de “Osos” en las cercanías de Bogotá. Lugar donde los canones típicos de belleza se encuentran un tanto, digamos menos universales y donde aquellos lugares de mi anatomía considerados vergonzosos por mi resultaban seductoramente encantadores para todos los presentes, con excepción mía obviamente.

De esa manera pronto empecé a descubrir que la llamada belleza física, es un valor subjetivo y que adicionalmente a los defectos que yo creía, muchos otros veían otras muchas tantas cualidades que resaltaban dándome un estatus al que no estaba acostumbrado, por esa razón empezó a rezumbar en mi cabeza la canción de inicio de la Novela de Betty la fea:


Se dice de mí. 
Se dice que soy fea, 
que camino a lo malevo, 
que soy chueca y que me muevo 
con un aire compadrón, 
que parezco un dinosaurio, 
mi nariz es puntiaguda, 
la figura no me ayuda 
y mi boca es un buzón. 


(…)

Y ocultan de mí, 
ocultan que yo tengo, 
unos ojos soñadores, 
además otros primores 
que producen sensación. 


Si soy fea se que, en cambio, 
tengo un cutis de muñeca, 
los que dicen que soy chueca, 
no me han visto en camisón. 



Así que en un momento termine por darme cuenta que no todo el mundo tiene los mismos gustos, que lo que es feo en un lugar, puede ser hermoso en otro (¡Modestia como la mía!) que simplemente uno debe empezar por quererse y aceptarse, y tratar de estar conforme con uno mismo que cuando uno se quiere a uno mismo todos los demás también empiezan a ver las cualidades que uno descubre.
  
Es decir como tú te sientes, es como los demás te ven y es muy importante, demasiado en verdad no dejarse guiar por las postales de hombres musculosos que colocaron en las paredes del gimnasio a donde fui menos de un mes, las fotos que colocan en las guias gays de Bogotá o las de los actores de cuanta película gringa sale al mercado, la verdad es que quienes aparecen en esas fotos dedican su vida entera a   cultivar un cuerpo y vivir de él, cosas que no podemos hacer el resto de los mortales.

Que sin embargo, tenemos otras cualidades, de mi han dicho que una actitud varonil y seria, una inteligencia resaltable, una actitud paternalista y protectora y otras cosas que no traeré a mención, pero que me hacían olvidar que me consideraba feo por no tener unos abdominales marcados.


Así que a la mierda con los estereotipos he aprendido en ese viaje a descubrirme más a mi mismo a través de los ojos de los demás que lo que descubría mirándome yo mismo al espejo usando como referencia modelos profesionales.

18 de noviembre de 2013

10 Clichés en el porno gay

Dayan Stiven

Bueno hablando con el Joey, me ha explicado a medias como es que funcionara este Franja Rosa 2.0  y me dijo que escribiera sobre algo que me gustara del mundo gay, así que mis perritos aquí les dejo un top 10 de los Clichés típicos en las películas del porno gay.

10. Oral infinity: Empiezo sin temor a equivocarme que en todas las películas porno gay que he visto en mi vida, y en muchas más que no he visto, que la mayor parte del tiempo la consume la realización de sexo oral por un tiempo que supera enormemente las capacidades de los mejores hombres con los que he intimado en toda mi vida.

9. Sexo en falsos sitios al aire libre: Las películas porno tienen la intención de despertar el morbo, y por eso usan la estrategia de promover las actividades sexuales en los lugares menos imaginados, de esta manera los productores (con muy poca plata por cierto) hacen producir la falsa sensación de espacios al aire libre adaptando sets de grabación con fondos impresos de playas o paisajes y colocando plantas artificiales.

8. El amor a primera vista: Una típica de algunas películas porno gays es que dos hombres se conocen en las primeras escenas y sueñan con el amor de cuento de hadas (O de novela mexicana) pero durante la película se echan a cuanto varón aparezca en cámara, o detrás de ellas, solo se lo comen entre ellos en la escena final, así quieren hablar de amor y fidelidad, si como no.

7. La mujer: Las pocas mujeres que suelen aparecer en películas porno gay tienen una moral muy cercana a la de los actores hombres protagonistas, o sea que son mas putas que las gallinas de Corinto (aunque casi nunca se acuestan con nadie), o simplemente andan tan embobadas con su propio personaje que no se dan cuenta de lo que  los demás hacen a su alrededor.
6. La falta de continuidad en el argumento: Pretender que una película porno tenga un argumento digno de un Oscar es esperar encontrar un pasivo virgen, sin embargo los libretistas de este tipo de películas, si es que existen, abusan del poder que les confiere este género para hacer escenas discontinuas y que no encajan con el clima, la hora del día o la ubicación de los actores, por eso vemos a un man chupando frio mientras simula estar en una calurosa playa.

5. Menage a trois: Otra vaina común en muchas películas, es que uno de los integrantes de una pareja estable descubre a su marido en pleno acto intimo con un tercero que nada que ver con ellos y en vez de armar la inmunda y denunciarlo a la comisaria de familia, decide unirse a la actividad sin preocuparse por nada más.

4. El espía: Un elemento repetido es la aparición de un personaje que toda la película se la pasa chismoseando las actividades saturadas de lujuria de los demás actores hasta que en algún momento es descubierto por uno de estos y llevado de forma poco voluntaria, al menos al principio, a formar parte de la acción.

3. La eyaculación Hi-Fi: En ninguna película porno, hetero o gay, el protagonista se da el lujo de venirse (correrse) de forma silenciosa, sino que debe armar la mayor gritería posible para que cuando uno este viendo la película a escondidas de los compañeros de casa estos se enteren que el man ya termino.

2. El personaje no destacado: Otro personaje típico de las películas porno gay, es feo o bobo que no levanta polvo ni llegando en helicóptero y que en algún momento resulta siendo el actor principal en un la escena re porno, luego no vuelve a aparecer en escena.

1. El empleado operativo: El personaje más repetido en las películas porno es el empleado que instala la señal de televisión por cable, viene a reparar la plomería o simplemente a entregar una pizza a domicilio y que termina en la cama, el sofá o el suelo con el dueño de casa resultando el mejor amante de todo el largo metraje, en especial por lo largo y que mirándolo a conciencia el tipo es un desperdicio como empleado cuando debería dedicarse a gigoló por sus atributos y su desempeño.


Listo mis parceros espero que les guste este listado y si tienen algún otro cliché me lo escriben en los comentarios, un abrazo y suerte es que les digo.
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