16 de diciembre de 2007

Top five – Mis cinco peores polvos

Durante años he criticado la labor de los canales nacionales, estos canales viven sujetos a las órdenes del “dios” rating y modifican la programación a su antojo, con tal de ganar unos pesos más a partir de la venta de pauta publicitaria. Al final no es la calidad sino el dinero lo que importa.

Como todos terminamos pareciéndonos a lo que más odiamos, este post, guardado en el olvido, se publica con el único objetivo de incrementar el “rating cibernético”, el cual se ha visto considerablemente reducido luego de mi abandono a Franja Rosa por un periodo mayor a un mes, así que traigo el top de los peores cinco polvos que he tenido en mi vida.

Espero lo disfruten:

Número 5: La vaca muerta
Dícese de aquel tipo que se limita a quedarse quieto y deja que uno realice toda la actividad durante el acto sexual, que digo durante el acto sexual, todo el tiempo, trae las botas militares que llegan hasta la rodilla y tiene uno que realizar curso de físicoculturista para podérselas quitar, ni siquiera se levanta de la cama para poderlo desvestir y al momento de consumar la relación uno sabe que aun no practica necrofilia por que alcanza a sentir como respira agitado sin musitar palabra.

Por ser más animado un muñeco inflable, coloco a la vaca muerta en el puesto número 5.

Número 4: El egoísta
Este es el individuo que piensa que el sexo es un placer que le es brindado, y que él y solo él, esta listo para disfrutarlo. Es de los que no desean que haya juegos previos, de los que no buscan excitar a la pareja sino venirse lo mas rápido posible, y tan pronto terminan sienten que uno les estorba, ya que solo quieren descansar, sin importar si uno ya terminó el viaje o apenas va en camino. Al final dejan la sensación de que cada quien tiro por su lado.

Por solo pensar en él y solo en él mismo, le doy al egoísta un deshonroso cuarto lugar.

Número 3: El precoz
No hay nada más desilusionador que una persona que no alcanza a empezar cuando ya está terminando, se excita con saludar, siente un orgasmo con quitarse los zapatos y termina cuando uno se quita la camisa, esa falta de control de glándulas, síntoma adicional de una necesidad urgente de sexo, tras un largo verano. Es frustrante tener la terrible sensación de que alguien se vio toda la película mientras uno compraba las palomitas. Es por cierto un malestar que perdura bastante tiempo.

Por dejar a la pareja iniciada y con más ganas que al principio, el precoz luce la medalla de bronce.

Número 2: El inconforme
¡Aquí si levanto mi voz de protesta!, que si es muy grande: le duele, que si es muy chiquito: no lo siente, que solo lo disfruta si esta sonando reguetton de fondo, que solo si las sabanas son de lino (además tiene que ser en cama), que no le gusta que la otra persona sude, que el perro que ladra en la esquina no lo deja concentrar. El manual para comerse a alguien así es más grande que el directorio telefónico de Bogotá.

Por ser más complicado que un ejercicio de análisis funcional, la medalla de plata es definitivamente para el inconforme.

Número 1: El iluso
El iluso escala hasta el primer lugar porque puede reunir o no características de todos los anteriores y, además de todo, tiene que arruinar el glorioso (o desastroso) acto sexual con frases como: “Tú y yo nos vamos a cuadrar, ¿Cierto?” o “Prométeme que el día que quieras tener algo serio con alguien vas a pensar en mi”. Por favor esa conversación es posible que se dé, pero porque hay que esperar a estar en medio de la penetración carnal para charlar del tema; eso le corta las ganas a cualquiera.

Por confundir el sexo con el amor, el iluso gana con merecidas credenciales el primer lugar de nuestro conteo y se lleva la de oro, y para él un mensaje muy especial: “No me llames, yo te llamo”.

Mención especial: El calienta huevos
Declarado fuera de concurso porque con él nunca se llega a la consumación del acto, el calienta huevos sabe hasta dónde llegar antes de retractarse Es posible que a alguno de los anteriores a pesar de ser mal polvo se le vuelva a llamar, aunque sea para calmar las ganas, pero el calienta huevos no merecía ni siquiera pertenecer a este conteo por desgraciado. En los malos polvos el calienta huevos es profesional y yo solo me acuesto con aficionados… aficionados a ser malos catres.

Fragmentos

Amigos gracias a todos por seguir aqui en sintonia, ya ven que poco a poco h eestado volviendo a mis actividades normales, gracia spor la sintonia, y a aqueloos amigos bloggers pronto volvere a comentarlos, nuevos enlaces, franja rosa, no ha muerto solo durmio un poco. Claro y como he sido tan desjuiciado este año no hay vacaciones bloggeras para mi. Un abrazo a todos

4 de diciembre de 2007

Perros y perras

Una de las cosas que más me molesta de ciertos hombres heterosexuales es la costumbre de pensar que todas las mujeres que existen en su vida sirven de forma casi exclusiva para tener sexo.

Los hombres de ese tipo nunca tienen amigas, tienen “levantes”, no tienen compañeras sino “Prospectos” y no tienen novias sino “Arrocitos en Bajo”, y su discurso del día a día, generalmente se define en cuantas mujeres han pasado por su cama bajo sus libidinosas caricias y cuantas planea que pasen por las mismas sabanas (bueno estos tipos no hablan de sabanas sino de colchones) en el próximo mes.

Es desilusionante darse cuenta que penetrando un poco más en la vida de estas personas, este comportamiento es el brillante reflejo de una vida opaca y solitaria, en muchos casos carente de afecto, pero es mas duro darse cuenta que también es un comportamiento propio de algunos homosexuales.

Entrando un poco mas en materia, y basado simplemente en mi observación he descubierto dos grupos de individuos de esta clase. Aunque no debo negar que en los últimos tiempos he empezado a disfrutar de la compañía de alguien que solamente piense en sexo, pero eso es tema para otro post.

El primer grupo corresponde a los hombres mayores que a pesar de aceptar plenamente su homosexualidad, crecieron en un ambiente homofóbico y su juventud estuvo enmarcada por muchos temores y prohibiciones, hoy en día, época mas liberal y tolerante, estos individuos deciden cumplir todos sus sueños (íntimos) de juventud.

Ayudados además, por un desconocimiento parcial de cómo funciona el mundo gay de hoy, esperan que cualquier hombre de su misma orientación sexual, apenas cruce tres palabras con ellos antes de salir corriendo a buscar catre para desfogar sus reprimidos deseos carnales.

Una cosa que admiro de estas personas, es la maravillosa cualidad que tienen de resaltar lo mejor de sus “Levantes”, “Prospectos” o “Arrocitos en bajo”, con una labia propia de un orador profesional, son pródigos en halagos y en resaltar aquellas ínfimas cualidades de las que nunca nos preciamos, una conversación con una persona así, definitivamente le sube el ego a cualquiera.

Por terminar de hablar de ellos, es claro además que son ‘blancos fáciles’ de vividores que encuentran su forma de vida en explotar económicamente estos hombres mayores a cambio de favores sexuales, sin embargo, los hombres que son explotados generalmente lo saben pero poco les importa ya que son profesionales exitosos a quienes el dinero que les puede extraer un vividor es mínimo comparado con sus ingresos personales.

El segundo grupo, corresponde a aquellos jovenzuelos que en el apogeo de sus ataques hormonales no comprenden como se puede vivir sin sexo y no comprenden la fortaleza social de una relación estable, desde el punto de vista de ellos el mundo es un carnaval y es la hora de gozarse la fiesta.

Aunque tratan de parecer enigmáticos, son transparentes, sus vidas se rigen por las motivaciones que su impulso les dicta y que muchas veces los arrastra, poseen un espíritu explorador que los mantiene en permanente alerta en búsqueda de nuevas experiencias.
Su encanto proviene, según mi parecer, de la nube de feromonas que los rodea y que seduce con su propia cercanía o contacto, con lo cual su aspecto físico pasa a un segundo plano, cuando además de ese encanto biológico, encuentra uno en ellos esa actitud de ‘dispuestos a todo’ que completa el circulo del encanto.

*******

Puntualizo que esta apreciación habla del sexo más no del amor, pero a estos dos grupos de individuos les debo cierta admiración al administrar magistralmente dicha separación.

Una conclusión primaria y muy precisa de este análisis es que al parecer pertenezco a ambos grupos simultáneamente.

Y personalmente creo que el sexo es una experiencia que cada quien debería vivir plenamente, exento de prejuicios y tabúes, y de la manera que no lastime a nadie, cuidarse de las enfermedades de transmisión sexual es algo muy sano, pero cuidarse del sexo es síntoma de que algo no esta totalmente bien.

Les dejo el tema para que reflexionen y se acuerden un poco de mi.
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